21 septiembre 2009

Life During Wartime




Etiquetas:

17 septiembre 2009

Entrevista a Sandy Collora

Entrevista realizada en GeekTyrant al director del corto de culto Batman:Dead End y Hunter Prey, película de acción-Ciencia Ficción indie que saldrá a la luz próximamente, Sandy Collora.


La traducción corre a cargo de un servidor y la publico en dos partes. En esta primera parte Collora hace un repaso a su carrera desde la salida de Dead End hasta el comienzo del rodaje de su proyecto más personal y ambicioso, Hunter Prey.




Recuerdo la primera vez que vi tu corto, Batman Dead End. Me quedé con la boca abierta. En ese instante, pensé “quiero ver una peli de Batman o de Superman dirigida por este tío”. Se convirtió en una obra de culto y a día de hoy todavía luce espectacular.



Hay toda una historia, de oportunidades y de pérdidas, detrás de su realización. ¿Cuál es?

Vaya, ¿por dónde empiezo? Pasaron un montón de cosas durante el nacimiento de esa pequeña película… Fue una época muy difícil para mí. Lo primero fue la muerte de mi madre, el 26 de julio, tres días después del estreno de la película en la convención del cómic de San Diego. Estábamos muy, muy unidos, así que su muerte hizo que aquellos tiempos fueran muy agridulces. Por un lado, Dead End cosechaba un éxito arrollador, especialmente en ciertos círculos de Hollywood, y por otro, tenía que enfrentarme con la muerte del ser que más quería en mi vida. Mi madre era mi mejor amiga. Fue una época de emociones contradictorias.

Recuerdo días en los que, por la mañana, recibía llamadas de gente como Alex Ross o Guillermo Del Toro, que cubrían la película de elogios, y luego por la tarde, soportar una total tristeza y desesperanza por lo que le pasó a mi madre. Era realmente difícil compaginar las cosas tan geniales sucedieron esos días con el peor momento que he tenido que afrontar jamás. Era muy difícil concentrarse y tener las ideas claras.

A decir verdad, también me sentía algo culpable… Mi madre acababa de morir y allí estaba yo, con montones de entrevistas, promocionando mi película, almorzando con las estrellas y los ejecutivos de los estudios, charlando sobre trabajo. Psicológicamente, era algo muy gordo a lo que enfrentarse. Sabía que ella es lo que habría querido que hiciera, peo aun así me sentía fatal por ello. Incluso algunos compañeros y amigos estaban sorprendidos de cómo salí adelante, ocupándome de mi carrera, a pesar de lo que acababa de suceder.

Durante dos años, la situación no cambió mucho. Mucho ojear proyectos y muchas charlas sobre hacer esta o aquella película, con distintos estudios y productores. En aquél momento me sentía algo frustrado pues no entendía por qué ninguno de aquellos proyectos se ponía en marcha. Tengo que admitir que en aquellos tiempos era algo ingenuo, sobre cuánto puede tardar que una película se empiece a rodar en la industria. Hay películas “mainstream”, puros blockbusters, cuyos desarrollos toman años y años, quedándose en las estanterías durante mucho tiempo, es increíble. Todavía no entiendo del todo cómo y por qué ocurre eso. Pienso que la mayoría de las personas implicadas en el desarrollo de un proyecto, llevan a cabo las cosas dando muchos rodeos, complicando mucho las cosas, pero en el presente tengo mejor conocimiento de causa, de cómo funciona el proceso, aunque todavía no dejo de preguntarme a veces: ¿por qué?

Al verano siguiente tuve un accidente de coche muy grave. Un borracho chocó con mi coche por detrás, y mi coche dio cuatro vueltas de campana. Si un hubiese sido por el cinturón, probablemente no estaría aquí sentado haciendo esta entrevista. Pasó mucho tiempo hasta que me recuperé de todos los huesos rotos, las contusiones, desgarros, etcétera… El dolor de las costillas duró mucho, my hombro y mi brazo no recuperaron la movilidad en un tiempo, y tardaron meses en extraerme todos los fragmentos de cristal del cuerpo. Recuerdo que lo primero que hice al salir del hospital fue ir a ver mi camioneta. Era difícil de creer que hubiera sobrevivido, con toda la sangre seca que había.


El médico me dijo que aunque tenía suerte de estar vivo, el brazo izquierdo y mi hombro seguramente no recuperarían nunca el 100% de su movilidad, y que tendría problemas de espalda el resto de mi vida. Bueno, mi brazo y mi hombro aun no tienen buena pinta, pero nunca han estado mejor, y jamás he tenido problemas de espalda de ninguna clase. Yo interpreto aquél accidente como un “quitamiedos” en la carretera de la vida. Una aventura más. Me planteé la recuperación sin ninguna clase de dudas evitando que mi cabeza se llenase de pensamientos negativos sobre la discapacidad o sobre estar impedido de alguna manera. En mi corazón sabía que lo superaría y que continuaría persiguiendo mi sueño, y eso es exactamente lo que hice.

¿Qué ha supuesto esa película para tu carrera?

Pienso que me colocó en el punto de mira de mucha gente. Tenía dificultades para encontrar un proyecto que me ayudara a despegar pese a mi extensa experiencia en efectos especiales y diseño en spots televisivos y vídeos musicales antes de Dead End, antes de dirigir bastantes cortos. Ahí fuera hay directores de publicidad de gran talento, con más experiencia de la que yo tenía. Hasta para ellos fue difícil. Sabía que un tipo como yo, de poca experiencia, debía de hacer algo que estallase para llamar la atención de la gente. Batman compitiendo a la altura de Depredador. Y funcionó. Creo que tras las reacciones que provocó Dead End en internet, los estudios empezaron a verme como un serio candidato para dirigir una película del género.

También hice un montón de amigos y conseguí contactos en el negocio gracias a ello. Hice migas con personas increíbles, con guionistas, artistas y trabajadores de la industria de gran talento, cuyos trabajos admiraba. Gente como Simon Bisley, Neal Adams, Guillermo del Toro, Alex Ross, John Byrne… También conocí a gente de todas las ramas de la industria, amantes de lo añejo, del estilo clásico que yo quería para mis siguientes proyectos.

¿Cómo reaccionaron los estudios? ¿Por qué nadie te ayudó para que dirigieras alguna película de presupuesto decente?

A muchos les encantó. Parecían muy impresionados por el nivel de producción y el estilo visual de algo con un presupuesto tan ridículo. Todos estaban muy intrigados por cómo se habían hecho algunas cosas en la película. Por ejemplo, la escena en la que Batman se levanta en el charco de barro con su capa recogiéndose a su alrededor. Muchos pensaron que era una escena hecha por ordenador. Por alguna razón estaban perplejos por el material que logré conseguir con la cámara. No sé, para mí ni fue gran cosa, siempre me hace gracia el hecho de que mucha gente se olvide de que en los 60, 70 y 80, no existía el CGI. Y aun así se hicieron peliculones.



En cuanto a lo del proyecto importante y por qué no sucedió… Bueno, creo que hubo bastantes razones. Algunas las entiendo, otras no tanto. Es difícil explicar exactamente lo que pasó, ya que cada proyecto potencial y cada situación eran diferentes. Desafortunadamente, muy pocas cosas aquí son blancas o negras. Digamos que hay mucha zona “gris”. Algunos te dirán que no tienes al agente adecuado. Otros dirían que no era lo suficientemente abierto con el material que me ofrecían. Estoy seguro de que algunos reconocerían que albergaban dudas sobre si podía encargarme de un proyecto completo, con una historia consistente en un formato mucho más grande. Hasta cierto punto, hay algo de verdad en todo eso. Yo no tenía ninguna duda sobre si podría hacerlo, pero en última instancia ello no dependía de mí. Y eso era lo que más me fastidiaba. El hecho de que mi futuro como director de proyecto, en gran parte, estaba en manos de otras personas. Tenía que cambiar eso.

Mentiría si dijera que no me sentía frustrado. Pero seguí adelante durante aquellos años, sabiendo en mi corazón que la pregunta no era SI iba a dirigir un gran proyecto. La pregunta era cuándo. El momento adecuado y suerte son dos piezas importantes del puzle gigantesco que es la realización de una película. Hace falta el proyecto adecuado, en el momento adecuado, con las personas adecuadas, con el estudio o los inversores adecuados, y en aquella época, ninguna de esas cosas se me presentó como debe ser.

Si hubiese sido así, ¿tienes libertad para contarnos qué películas te ofrecieron para dirigir? ¿Y por qué no salieron adelante?

Oficialmente, nunca me “ofrecieron” dirigir una película, pero me mandaron guiones para que los leyera, como “Shazam” o “Creature From the Black Lagoon”. Por lo que yo sé, a eso se le llama técnicamente “estar considerado para dirigir”. Estuve muy interesado en ambos proyectos, y asistí a muchas euniones con New Line y Universal espectivamente, para hablar de mis ideas y de cómo llevaría a cabo esos proyectos. Era muy emocionante… Tenía un montón de ideas interesantes sobre cómo lograr en pantalla lo que había leído en aquellos guiones. El guión de William Goldman para “Shazam” era excelente. Sentía que la película saltaba de las páginas a mi mente. Estaba muy bien escrito y tocaba las notas correctas. Poseía algo de inocencia de Norman Rockwell en él. Muy “Americana”. Muy de Spielberg. De haberla hecho, me habría encantado ubicarla a finales de los 40, principios de los 50, en plan post-guerra mundial.

El guión de “Creature from the Black Lagoon” era un boceto muy temprano. El mismo Gary Ross iba a reescribirlo por aquellos días, cuando me consideraban para el proyecto. No sé si lo llegó a hacer, o si ya hay algún director para esa película. Lo que sí recuerdo perfectamente es que yo quería hacer a la criatura de forma muy tradicional. Básicamente, “un tío disfrazado”, como en la original, que en mi opinión, luce muy bien todavía. Aquél traje es una increíble obra de arte, por dentro y por fuera. Desafortunadamente, los tíos de Universal no parecían pensar lo mismo. Cuando les llevé unos dibujos y una maqueta que hice de la criatura no parecieron reaccionar ante ella. Creo que ellos querían algo grande hecho por ordenador, en plan monstruo del Lago Ness. Pensé que sería interesante, pero para una película de Nessie, no para CFTBL. Les propuse hacer una película sobre el monstruo del Lago Ness… un Parque Jurásico bajo el agua. Se me quedaron mirando durante un minuto, y entonces uno de los ejecutivos giró un poco su cabeza y dijo: “¿En serio?”.



También me reuní bastantes veces con el principal productor de Miramax y con Marvel cuando tenían planeado hacer “Werewolf by Night”, y trabajé en un montón de arte de producción para esa también, pero ese proyecto tampoco llegó a ninguna parte. Creo que es bastante iónico que ninguna de las tres películas que he mencionado se hayan hecho todavía.

Hubo otras oportunidades. En su mayoría, prototipos de slasher y pelis de terror de bajo presupuesto, o thrillers psicológicos que no me interesaban. Daba igual cuánto lo intentase, creativamente no me sentía identificado con el material. En mi opinión, ninguno era bueno, inteligente, fresco, bien concebido o bien escrito. Al parecer hay una opinión generalizada entre la mayoría de los productores y los ejecutivos de esos proyectos: para hacer una buena película de terror tienes que meter a jovenzuelos atractivos drogándose, follando, diciendo palabrotas, y después cargártelos brutalmente con un mutante deformado que lleve un hacha o algo así. Simplemente, desde el respeto, rechacé todo eso. No estoy interesado en hacer nada de ese palo.

Tenía mis propios guiones de terror ya desarrollados, pero también estaba abierto a dirigir algo que no hubiese escrito, ello supondría aplicarle mi estilo visual y mis sentimientos, pero desafortunadamente, nada del material que me enviaban me concedía esa posibilidad. No tenían chispa ni nada que molase, o algún elemento inherente con el que pudiese trabajar a fondo. Tampoco ayudaba el hecho de que los productores y los estudios no me dejaban incorporar esos elementos ni aplicar mis ideas al nivel que yo sugería. Habría acabado haciendo una película diferente a la que ellos querían.

Personalmente creo que el mayor problema era el tono y el estilo de esos guiones. Yo sugería un ambiente más dramático y tenso a través de cómo estuviera rodada la película. Concentrarme más en la atmósfera y en lo que no le enseñas al espectador, en contraposición a una violencia gráfica o a un gore exacerbado. Sentía que no era necesario excederse con la sangre o el gore sólo para impactar. Desafortunadamente eso era lo que buscaban con esas películas en particular.

Como director, pienso que es un verdadero reto conseguir un cierto nivel de casting, estilo visual, riqueza en el diseño y calidad textual en lo que, de otra forma, sería una simple película de serie B. Siempre he admirado y me han inspirado directores como Ridley Scott o Roman Polanski con “Alien” y “Rosemary’s Baby” (La Semilla del Diablo). En realidad, pienso que a ello les inspiró un poco Hitchcock… Ellos consiguieron un estilo increíblemente bello, pero también terrorífico, sin mostrárselo todo a la audiencia y sin machacarla con imágenes gore cada dos por tres. Lo mismo pasa con Kubrick. “The Shining” (El Resplandor) es otra obra maestra del suspense y del terror… Ya no se ven películas de ese tipo. Creo que el arte del género clásico se está perdiendo con las convulsiones de cámara, el ritmo atragantado, la rápida sucesión de imágenes, los cortes rápidos y los baños de sangre de las películas de terror modernas.

Uno de los productores de aquellos guiones nunca había visto “Rosemary’s Baby”. ¿Cómo es posible que ser un ejecutivo del género en un estudio grande y no haber visto está película? No tenía ni idea de lo que estaba hablando cuando me refería a alguna de las escenas de esa película, o a tomas específicas. Más tarde él admitió que no conocía nada de la obra de Polanski, aunque sabía que “era el tío que se acostó con una chica de 13 años y que huyó a Europa…” Pensé que ese era un ejemplo perfecto de la mentalidad a la que, por fuerza, tenías que enfrentarte a menudo en este negocio. Para cierto tipo de gente, es mucho más importante la farándula y los titulares de la prensa que lo relativo a la creatividad o e arte. Y eso desafortunadamente es la causa de mucha de la paranoia corporativa y de las malas decisiones que se acaban tomando en esta industria. Decisiones que deberían tomarse en base al talento individual, las habilidades, los sentimientos, la experiencia y la capacidad para hacer el trabajo.

[+/-] Seguir Leyendo...

Etiquetas: , , ,

10 septiembre 2009

Especial Happiness

En las críticas que forman parte de mi colaboración con Other Films figura una entrega dedicada a el segundo film principal de Todd Solondz, Happiness. En honor a la verdad, hay que decir que su contenido era bastante precario, pero sentía que esta película se merecía un análisis en profundidad y una dedicación mayor, más allá de la simple crítica descriptiva. Para mí Happiness es la confirmación absoluta de que el cine independiente americano tiene el mismo potencial que cualquier superproducción millonaria, que los prejuicios son sólo un obstáculo con los que se pierden magníficas oportunidades, que uno siempre puede abrirse a nuevas posibilidades (¡siempre!).



Happiness no sólo me ha gustado, sino que me ha sorprendido. Y en el presente análisis (repleto de “spoilers”, ¡cuidado!) expondré las razones por las que ya deberíais haber visto la película.


El comienzo de la búsqueda de la felicidad

Joy acaba de cortar, una vez más, con otra pareja. Es un momento típico en la vida, pero difícil para cualquier persona. Y más se puede complicar la situación si los personajes se deshacen de sus modales y no tienen reparo de decirse en la misma cara lo que de verdad piensan, como ocurre con esta escena. Lo jugoso de esta escena es el bis a bis entre la ingenuidad de Joy y el arrebato de sinceridad de el despechado Andy, un diálogo que tumba los muros de la hipocresía, el “quedar bien y guardar las formas”. Lo dramático da un paso hacia la realidad gracias al buen hacer de Solondz con las frases. En mi opinión es lo sorprendente del desarrollo durante el resto de la película, no hay nada exagerado, todo está un retratado de forma cómica pero a la vez muy real. Te lo crees.

Volvamos con Joy, la inocente solterona en busca de su felicidad. Al final de la cena de “ruptura formal” uno ya puede hacerse una idea de cómo es Joy: una mujer que no levanta la voz demasiado, no vaya a ser que tenga que enfrentarse a sus numerosos complejos de inferioridad. ¡Qué injusto es el mundo con ella, que lo hace todo con buenas intenciones!

Allen, la dura soledad

El siguiente personaje principal en aparecer, otro con un pésimo sentido de las relaciones sociales, muy Solondziano, es Allen (interpretado por el polifacético Philip Seymour Hoffman): hombre de mediana edad, con trabajo, soltero, muy soltero. Ello es debido no ya a su aspecto físico (recordad que esta película es realista, no es un feo exagerado prototípico), pues no es “antiestético” por naturaleza, sino por la imagen física y psicológica derivada de su falta de experiencia social. Esta vez la única injustica es la que él mismo comete consigo mismo. Esa espiral de autocrítica en la que está inmerso provoca una imagen deplorable, no le querríamos como amigo. Verle no provca rechazo, pero una vez que ves cómo es, comienza el rechazo. Da un poco de miedo y pena al miso tiempo.


El “sueño” de Bill Maplewood

Todos los personajes de esta película poseen algún tipo de conexión entre ellos, en general, bastante indirectas o circunstanciales. Las más fuertes son los lazos fraternales entre Joy y sus hermanas, mientras que las de los demás se reducen a encuentros circunstanciales o de pura formalidad. En el caso de Bill, es el cuñado de Joy (por lo tanto marido de una de sus hermanas, Trish), y durante un breve encuentro sabemos que se encarga de la psicoterapia de Allen (aunque no parece que le sirva de mucho al pobre).


Bill tiene un sueño recurrente: él, en medio de un parque repleto de idílicas parejas felices, todas ellas de mediana edad, heterosexuales ( y homosexuales, atención al detalle), disfrutando de su felicidad. Bill tiene un arma. Bill comienza a disparar, de forma selectiva, a uno de los miembros de cada pareja. Entre los lamentos por sus parejas perdidas, Bill ríe alegremente al margen de la masacre que acaba de provocar. ¿Qué significado hay detrás de este sueño? Cada uno puede interpretarlo de una manera distinta. Para mí, es así de simple: Bill está frustrado, siente envidia de la felicidad de los demás parejas, que pueden disfrutar de su amor libremente, mientras que él... Hasta los homosexuales ya han sido aceptados por la conservadora sociedad yanki, mientras lo suyo... ¿Qué es lo que tiene Bill? ¿Cuál es su problema, acaso no es feliz en su núcleo familar? Bill en verdad tiene un problema, una fijación enfermiza por los “niños”. Exacto, es un pedófilo. Pero no uno de esos monstruos de callejones oscuros de las películas de sobremesa de fín de semana (esas sobre violaciones, delitos, injusticias de urbanidad estadounidense, lo mejor para hacer la digestión un sábado). Es una persona enferma, pero persona al fín y al cabo, con un trabajo, una famiia, una vida.

Es la subtrama más delicada de Happiness en mi opinión. Es un tema difícil y controvertido, y más aún si se intenta que el especador sienta algo de empatía por un pederasta, mostrar a la persona detrás de la parafilia. Vamos, por muy emotiva y magnífica que sea la interpretación, una historia asó no se levaría un Oscar por “guardar las formas”. Pero es que es la historia de Bill la que proporciona los momentos más atrevidos e impactantes, a la par que emotivos, de Happiness.

La familia Jordan

La mujer de Bill, Trish, el monigote que es Joy y Chloe, son las tres hijas de los Jordan, matrimonio que ha llegado a la tercera edad. Con todo lo que ello conlleva.

Su vida conyugal ha llevado a un punto y aparte. ¿O puede que a un punto y final? La paranoia post-menopausia de Mona, ella, y el desencanto de Lenny, él, no son precisamente los pilares de una jubilación idílica de una pareja.

Y un suicidio. Y un asesinato. Y una violación.

¿Cómo se desarrolla de manera conjunta todo esto? Pues gracias a un genial guión firmado por el mismísimo Tod Solondz el espectador se balancea enre la comedia negra, el costumbrismo crudo y el drama profundo. Uno de los puntos fuertes de Happiness es lo equilibrado de todo el asunto. No hay ningún momento en toda la cinta en el que nos envuelva el aburrimiento. Siempre hay un dato a tener en cuenta, una frase cargada de cinismo, o un suceso que no nos gustaría mirar. Como el siguiente.

Tras la presentación de los personajes, con sus virtudes y sus puntos débiles (los cuales Solondz se preocupa mucho de taladrar con su peculiar sentido del humor), nos topamos con el primer suceso que le da un vuelco a nuestra perspectiva de uno de los personajes, Bill el padre de familia “perfecto”. Le vemos hacer “eso”, cómo lleva a cabo sus planes. Creemos que a partir de ahí le perdemos toda la simpatía, pero Solondz es un tramposo, y trasmostrarnos el lado mas enfermizo de una persona normal, nos obliga a ser testigos de cómo el personaje sigue sieno una persona, un humano, después de todo. No nos deja ni digerir el mal trago, Bill vuelve a ser un padre cariñoso y moderado apenas cinco minutos después de el atroz metraje. Y más tarde de nuevo vuelve a hacerlo...


Allen sigue con su particular frustración sexual y social. Hoffman es pura interpretación. Pero el personaje... bueno, aquí llega la primera crítica negativa, el personaje no es demasiado original, por decirlo de algún modo. Su desarrollo no sorprende tanto como el del resto del casting, pero, on the other hand, es de los más divertidos del film. El encuentro con Kristina, la autora del “crimen pasional” más chorra del año, es pura ironía cómica. Pero claro, si es divertido, es gracias a Kristina, más que al personaje de Hoffman. Y la escena más cachonda, la que corresponde a la cita en el sofá de Chloe (la hermana perfecta que se aburre en su altar de de fama y de éxito), es genial más por la reacción de ella, que por la contribución de Allen. Se lleva todo el peso de el humor morboso de Solondz (¡recuerdos de Dawnie, desde la casa de muñecas!), pero como subtrama individual no alcanza cotas magistrales.


Joy (“alegría” en inglés), pese a su nombre, es el personaje que más llora durante la película. Lloriquea, más bien. Su subtrama es otra de las más divertidas, a la vez que patética. Sentirse identificado es bastante difícil, a la vez que su personaje inspira poca pena. De alguna forma todas las penurias que tiene que soportar vienen un poco dadas por su conducta ingenua y egoitsa. Un poco como Dawnie en Welcome to the Dollhouse: se lo merece, aunque sólo sea un poquito.

Los clímax magistrales de la película

Escribo “los” debido a que hay varios en la película. El primer de ellos que quiero destacar es el clímax en cuanto a comedia irónica de la película. El encuentro pasional entre Allen y Chloe. Fruto del azar, se produce contacto entre la sofisticada, atractiva, y triunfadora hermana y el pervertido marginal perdedor, a través de una de las llamadas asquerosas de éste. Ella, hastiadad de su frívolo estilo de vida, decide que quiere experimentar nuevas sensaciones, pese a lo peligroso de la idea. Tras algunas evasivas de Allen, él decide afrontarlo y en cierta escena vemos cómo se dirije a casa de Chloe, en busca del “amor”.


Durante el encuentro, ella le invita a pasar a su apartamento.Ella acaba de enterarse de quién estaba tras las llamadas pervertidas, su vecino el “asocial”. Los dos se sientan en el sofá. Una fanfarria se escucha de fondo, in crescendo, mientras Allen va acercando su mano hacia el cuerpo de Chloe, muy lentamente. Ella lo desea, él también. Pero el peso de la realidad acaba por caer completamente: “Esto no funciona. No eres mi tipo”. Se corta la música triunfal. Puerta. Fín.

El siguiente clímax también lo protagoniza Allen, pero de forma mucho más pasiva. Es a mi juicio, el mejor momento en lo referido a “dark comedy”, humor negro. Durante la cita que tienen Allen y Kristina, ella le confiesa algo delicado, mientras engulle un postre enorme. Ella es la autora de un asesinato. La sucesión de escenas en ese momento narra el crímen de forma cruda y grave, pero la coña viene a cuento de los diálogos de Kristina. En especial el toque final: “Fue un crimen pasional.”


La película también puede presumir de poseer un momento dramático a la par que emotivo. Durante el desarrollo de el caso de Bill, el padre de familia pedófilo, uno no puede evitar sentir tristeza al saber el destino que le espera. Su problema y sus delitos salen a la luz, a nadie nos gustaría estar en su lugar. La escena con la, presumiblemente, última conversación padre-hijo que mantendrá Bill está cargada de drama. Chapeau por Solondz y por Dylan Baker.


Y finalmente la esena final, la ironía y el patetismo Solondzianos en todo su esplendor. La familia reunida alrededor de la mesa, cada uno intentando quitarle hierro a los delicados “asuntos”, para echárselo a los de los demás. Ninguno ha mejorado su existencia desde el inicio de la película (alguno hasta quiere acabar con la suya, a base de condimentos) y sus diálogos cargados de fina ironía sarcástica conducen a uno de los finales más patéticos de la historia del cine me atrevo a decir, con semen incluído.

Poco más queda decir de esta obra maestra. Que no sea una película “para todos los públicos” no le resta calidad. Tampoco hace falta una mente privilegiada, o un CI de +120 para disfrutar de ella. Esta película es la prueba de que el cine independiente puede ofrecer algo distinto, algo que merece la pena ver. El único requisito es estar dispuesto a disfrutar de ese algo.

[+/-] Seguir Leyendo...

Etiquetas: , ,

BloGalaxia