Ruta 66: Welcome To The Dollhouse

Muy buenas, lectores y lectoras de Other Films. Mi nombre en clave de blog es AkaTsuko y he sido recientemente invitado a colaborar en este apartado lugar por el Creador de este lugar. Conocido como solondz_fan aquí y en Cinemaníablog, conocido como MAt! en otros variopintos lares, el hombre "que sólo habla de cine" me propone publicar aquí periódicamente mis reviews cinéfilas más personales, al menos aquellas relacionadas con la temática minoritaria que aquí se trata. Yo personalmente voy a disfrutar como nadie de esta honorable oportunidad. Veremos cuánto dura la broma.

Mis primeras aportaciones vienen en formato de especial Ruta 66: Cine Independiente Norteamericano, aprovechando el evento homónimo que se celebra con más pena que gloria en la biblioteca de mi lugar de residencia. El primer título escogido, Bienvenido a la Casa de Muñecas, film por obra y gracia de Todd Solondz, autor predilecto del Creador MAt.

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Wellcome to the Dollhouse

Acabo de ver una de las películas más patéticas de mi vida. Pero no era patética en su realización, su interpretación. El patetismo, a mi parecer, iba incluido en la intención de la película. Todos los elementos, animados o inanimados del film rezumaban tristeza vergonzosa por los cuatro costados. Desde la protagonista, hasta la expresión facial del más secundario de los extras. Y claro, esto genera una impresión tan fuerte y palpable que te acaba por agarrar por dentro. Si Todd Solondz pretendía hacerme “sentir” cosas con esta película, lo ha conseguido.

Dawn Wiener, patetismo hasta en el DNI

Y nada de coñas, hasta el apellido de la ¿pobre? chica es un elemento a tener en cuenta en el desarrollo de su compleja historia. La experiencias de Dawn sólo tienen una dirección: cuesta abajo. Pero esta mala pata que la persigue es tal, que rebasa los límites de la misericordia. El personaje ¿inocente? de Dawn me ha hecho experimentar una mezcolanza de vergüenza, asco, pena, magnanimidad y alegría vergonzosa. No tengo una opinión clara sobre cómo acaba su historia, ya que tengo serias dudas sobre si se le puede achacar final alguno.

All is sad

Quiero insistir: todo es patético. Hasta los personajes más en apariencia “normales” tienen un lado despreciable, ya sea por egoismo (el hermano de Dawn), ya sea por inmoralidad (Steve), ya sea por ceguera (los funcionarios del colegio). Es increíble como no se salva nadie si nos ponemos a repartir defectos que darían paravarias películas por sí solos. Todos tienen las manos a rebosar de papeletas.

¿De qué no me quiero reir?

Ha habido momentos durante el visionado en los que se me ha escapado una risilla floja. Y es curioso y habría que hacer incapié en esta afirmación. “Se me ha escapado”. ¿Es que acaso pretendía no reirme de lo que veía? ¿Debería sentir vergüenza por algún motivo? ¿Culpabilidad, resultado del entretenimiento con la humillación y la injusticia? Al ver “Bienvenido a la Casa de Muñecas”, uno no puede sino rendirse a la evidencia de que hay más retrato global cómico y realista de lo que parece. Y uno no puede evitar reirse. Pero se es libre de intentarlo, huir del shadenfreude...

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Prêt-à-pathét

Detalle irónico: Dignity + La ropa

Aspectos (pa)técnicos

Me ha llamado especialmente la atención el vestuario escogido para la protagonista. Menudo desfile de horrores para la dignidad estética. Sobre estas líneas, he decidido demostrar con hechos en forma de capturas (a las que se suma el bochornoso conjunto de la portada, en el momento álgido de crueldad argumental: la fiesta en el jardín) lo que me atrevo aquí a afirmar sobre su vestimenta, cual esteta empedernido. ¿También era necesario que la humillaran los que están detrás de las cámaras? Sí, por supuesto, todo está maquiavélicamente planeado para que sea así. Dawn no sería tan Down sin ese aspecto mísero que le han proporcionado. Hasta su pequeño hilo musical que le acompaña de vez en cuando está cuidado. Sin esos elementos, puede que estuviesemos delante de cualquier película sobre “las injusticias del High School, que todo el mundo condena, que nadie en el mundo soluciona”. La banda sonora acompaña esta oda al suburbano con gran maestría, si bien quizás las elecciones de música más clásica sean un poco chocantes y obscenas en el sentido de ab scene, fuera de escenario. Seguro que me dejo más, que mi ojo inexperto no ha sabido captar, elementos de fotografía, realización, cámara, edición, etc, elementos que portaban algo de marca indie, pero ya se aprenderá, mejor para Solondz, cuya obra se merecerá en el futuro más visionados.

Comprobaré si el director puede superarse “por abajo” en sus siguientes obras, que no me pienso perder. Ni por todas las proyecciones optimistas del mundo.

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Más material de interés sobre Dollhouse y Solondz bajo esta etiqueta, con especial recomendación a aquí.

Muy pronto, Ruta 66: Smoke.